lunes, 26 de enero de 2009

SUGERENCIAS DE LECTURA


He leído un libro precioso y lo quiero compartir con todos los que os acerquéis por este rinconcito. Se titula La nieta del señor Linh y el autor Philippe Claudel. Lo edita Salamandra.
Es un libro aparentemente sencillo, casi minimalista, pero a la vez complejo por la carga de mensajes que atesora y por el lenguaje poético y cuidado con el que está construido. Es principalmente un canto a la amistad, a la necesidad que tiene el hombre del calor humano, una denuncia a la insolidaridad y un retrato en blanco y negro de los resortes de dolor humano ante la pérdida familiar, de las aristas de la vejez, de la necesidad de crear un mundo diferente para sobrevivir. No os cuento el argumento porque es uno de esos libros con un final sorprendente. Os animo a que paséis unas horas sumergidos en la lectura de este libro breve y encantador que solamente tiene poco más de cien magníficas páginas.

Rafaela Lillo

domingo, 25 de enero de 2009

RAFAELA LILLO


ROSA, ESPIGA, PUÑAL DE FUEGO



Desde que las palabras salieron de su nada
y aplicaron sus ecos a las cosas,
las cosas les pertenecieron
como el ritmo a la música.

La niebla que arañaba las horas y los días,
que encerraba fantasmas en sus muros,
tomó la claridad del alba
y rompió los silencios.

Y vibró la palabra en la sonata del mundo,
y se prendió de acordes diferentes.
Ató la luz al pensamiento
y el hombre la hizo suya.

El lenguaje se alzó hasta los ojos y las sienes,
encadenó a sus ecos las ideas,
y volvió el mundo más abierto,
pintado en los vocablos.

Crecieron en su árbol las ramas del lenguaje,
crecieron en su savia al infinito;
su exacto poder, tan inmenso,
era ya irrebatible.

Y se alzó la palabra como un arco de triunfo
sobre todos los vientos de la tierra:
rosa, espiga, puñal de fuego,
verdad o astuta Circe.

La palabra, en su arbitrio, nos salva y nos condena.

Rafaela Lillo

RAFAELA LILLO


NIÑO NEGRO


Nadie había en la calleja
- tarde de sol desterrado-
sólo estaba el niño negro
con un caballo en la mano.

Pelo negro, ojos negros,
ojos y pelo marcados.

Nadie juega en la calleja.
Lágrimas de desencanto.
Llorando está el niño negro
- el sol no quiere mirarlo .
Llorando está porque sabe,
igual que sabe el caballo,
que la soledad es negra,
negra como pozo amargo,
y negra quema la espuela
cuando espolea sangrando.

Pelo negro, ojos de duelo,
llanto negro, llanto agrio.

Cuando se dobla la esquina
los niños blancos jugando.

Rafaela Lillo