sábado, 4 de noviembre de 2017

Cada día que pasa es la suma de un tiempo que no espera y que sentencia una página escrita. Lo intentamos todos los días con la perseverancia del incansable. Pintamos colores y los convertimos en senderos, por donde nos gustaría perdernos persiguiendo paraísos. Onduladas sensaciones se balancean en la distancia y forman montañas de espejismos que se desvanecen cuando crees que vas a alcanzarlas. Son como besos que se lanzan a la luna y que suspiran por morir en su cara oculta. Todo es mentira hasta que se escucha el llanto de la soledad.

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