Mientras el sauce llora por mí
yo río bajo sus ramas. Sus estrechas hojas me acarician mecidas por el viento y
los rayos de sol, cálidos y juguetones, picotean mi cara de sonrisa abierta. Es
un placer estar aquí, le digo al sauce, bajo tu sombra, sombra a la que he
visto crecer, a la que ya amaba cuando solo era sueño. Te amo sauce porque
ensanchas tu tronco y alargas tus ramas y me ofreces el regalo de tu vida.
Tronco que un día entregué a la tierra para que tus raíces se alimentaran de
ella. Ramas a las que mimo y desenredo con el peine de mis dedos, entre nidos
de hojas frescas, tiernas, como la piel de un niño a quien abrazas con dulzura,
para no herirle de los duros golpes de la vida.
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