lunes, 17 de mayo de 2021

COMPLICIDAD
 

El otro día, un día cualquiera de los muchos que nos regala la vida, hablaba con una amiga de la alegría, el amor, la ansiedad, la apatía, el asombro, el cariño, los celos, el abandono, la culpa, el desamor, los sueños, el dolor, la envidia, el miedo, el olvido… en resumen, un largo etcétera de sentimientos y emociones de los que hicimos recuento para atribuirnos algunos. Parecíamos dos confiadas expertas en nuestra inteligente capacidad de análisis, pero la verdad, y en lo que a mí respecta, al final llegué al mismo punto de partida de siempre, o casi siempre, es decir que todo es muy relativo, y depende de la atalaya de donde se mire.

Nos cuestionamos tantas cosas que nos perdimos en un laberinto de inseguridades, de dudas… Fue algo así como dar vueltas subidas a una noria en la que si mirábamos hacia afuera el paisaje cambiaba constantemente, sin saber dónde estábamos ni a qué atenernos. Y así anduvimos un buen rato hasta que llegamos a la palabra complicidad. Fui yo quien la sacó a colación, impulsada por un brote de añoranza, porque me di cuenta de que llevaba tiempo sin usarla, sin vivirla, y menos aún sin sentir ese intercambio tan deseado y singular que lleva implícito. La verdad es que siempre he tenido claro su concepto, su significado, sin embargo hoy, mientras escribía lo ya dicho, me he tomado un pequeño descanso y he acudido a la RAE, reconozco que me he llevado una gran sorpresa a leer la definición que hace de esta palabra.

Complicidad: cualidad de cómplice.

Cómplice:

1 Que manifiesta o siente solidaridad o camaradería. “Un gesto cómplice”.

2 Participante o asociado en crimen o culpa imputable a dos o más personas.

3 Persona que sin ser autora de un delito o una falta coopera a su ejecución con actos anteriores o simultáneos.

La segunda y tercera acepción me quedan muy claras, no necesito más explicación, pero con la primera al leer: “Un gesto cómplice”, sinceramente me he quedado un poco desconsolada, es tan es escueto. Porque para mí la palabra complicidad encierra mucho más. Entonces, impaciente, me he puesto a bucear en los amplios mares de Internet y he encontrado varias explicaciones que se aproximan más a lo que en un tiempo pasado sentí y disfruté.

-Ser cómplice de alguien, dentro del contexto de las relaciones interpersonales, significa estar juntos física y mentalmente, entenderse y completarse mutuamente.

-Una “mirada cómplice” son como palabras escritas en el aire, en la que con sólo un cruce de pupilas, cada uno sabe lo que el otro piensa o quiere sin decir una palabra. Es conocerse en lo profundo, y el código es sólo de ellos dos…

-La complicidad es parte esencial de una amistad; se trata de un matiz de la unión entre dos seres vivos que implica un profundo conocimiento del otro, de sus necesidades, de sus gustos, de sus puntos débiles y de sus fortalezas…

            Confieso que ahora, después de haber leído todo esto y transcribirlo aquí, me siento algo más satisfecha, quizás porque he ratificado lo sentido, lo vivido, lo gozado... Así que, impulsada por un entusiasmo engañoso, he hecho una pequeña excursión por mis alrededores y después de vagar sin rumbo he regresado cabizbaja, triste, y con una pesada carga de nostalgia. La realidad se ha mostrado desnuda ante mí y me ha hecho ver que en este instante la palabra complicidad vive aletargada dentro de mí, inactiva, como una pieza de museo, escondida en ese baúl repleto de mi mundo de ayer. 

Manuela Maciá


1 comentario:

Unknown dijo...

La complicidad,que no precisa de instrumentos añadidos ni siquiera del lenguaje y de la que tan difícilmente disponemos.